Niños, niñas, padres de familia y
agentes educativos tienen una cita en el stand del Ministerio de Educación
Nacional en la 23ª Feria Internacional del Libro. En el segundo piso del
Pabellón 6 de Corferias, las mañanas y las tardes de Feria se convierten en
escenario para que los más pequeños se diviertan con los talleres lúdicos que
se realizan por parte de ludotecarios de la Corporación Día del Niño. La
actividad tiene lugar todos los días de la Feria (que va hasta el 23 de agosto)
a las 11 de la mañana y a las 5 de la tarde.
Durante los talleres se mezclan
actividades como rondas infantiles, bailes, juegos como la 'golosa' y
adivinanzas. Estas jornadas son una oportunidad para que aprendan valores como
la solidaridad, el respeto y la tolerancia, entre otros. Con la socialización
de estos valores se trabaja para que los niños y niñas se integren a un medio
social y desarrollen habilidades para que crezcan como seres individuales y
sociales.
Además de estos talleres, en el
módulo de Educación para la Primera Infancia (que se encuentra en el stand del
Ministerio) los visitantes pueden conocer el minisitio sobre este tema que se
encuentra en el portal educativo Colombia Aprende ( www.colombiaaprende.edu.co
).
El minisitio puede ser navegado
por los visitantes con la guía de un experto en la atención a los niños y niñas
menores de cinco años. Allí encontrarán la política educativa para esta
población, información sobre los agentes educativos, las estrategias de
atención integral que se están desarrollando en el país y una biblioteca con la
documentación sobre esta atención.
Visite la Feria Internacional del
Libro y sea parte de esta experiencia en la que los más pequeños son los
protagonistas. En el stand del Ministerio de Educación, ubicado en el segundo
piso del Pabellón 6, encontrará una opción para que los niños y niñas se
diviertan de una manera pedagógica.
http://www.mineducacion.gov.co/cvn/1665/w3-article-243318.html
FUNCIONES DEL JUEGO
Durante los distintos periodos de
su desarrollo, el niño tiene diferentes intereses. A veces se habla, por
ejemplo, que el niño tiene periodos críticos en su desarrollo, siendo de vital
importancia considerar los intereses espontáneos de cada periodo para lograr un
desarrollo íntegro.
Su universalidad es el mejor
indicativo de la función primordial que debe cumplir a lo largo del ciclo vital
de cada individuo. Habitualmente se le asocia con la infancia, pero lo cierto
es que se manifiesta a lo largo de toda la vida del hombre, incluso hasta en la
ancianidad.
Los expertos en desarrollo
infantil comentan que en el juego existe libertad para experimentar con nuevas
experiencias y para cometer errores. Durante el juego el niño establece sus
propios ritmos y controla la situación, es independiente y tiene tiempo para
resolver los problemas que se le plantean. Todos ellos factores importantes
para obtener un pensamiento eficaz. Los adultos deben ser agentes mediadores
para llevar al niño a realizar juegos eficaces y con sentido, acercándole las
situaciones y juguetes de los que pueda aprender más.
Por eso, tenemos que tener en
cuenta las funciones del juego en el desarrollo infantil ya que es el lenguaje
principal de los niños. Éstos se comunican con el mundo a través del juego. El
juego de los niños siempre tiene sentido, según sus experiencias y necesidades
particulares. Muestra la ruta a la vida interior de los niños; expresan sus
deseos, fantasías, temores y conflictos simbólicamente a través del juego.
Refleja su percepción de sí mismos, de otras personas, y del mundo que les
rodea. A través del juego los niños lidian con su pasado y su presente, y se
preparan para el futuro.
- El juego estimula todos los sentidos.
- El juego enriquece la creatividad y la
imaginación.
- El juego ayuda a utilizar energía física y
mental de maneras productivas y/o entretenidas
El juego es divertido, y los
niños tienden a recordar las lecciones aprendidas cuando se están divirtiendo,
por esto el juego facilita el desarrollo de:
- Habilidades físicas: agarrar, sujetar,
correr, trepar, balancearse.
- Habla y lenguaje: desde el balbuceo, hasta
contar cuentos y chistes.
- Destrezas sociales: cooperar, negociar,
competir, seguir reglas, esperar turnos.
- Inteligencia racional: comparar,
categorizar, contar, memorizar.
- Inteligencia emocional: auto-estima,
compartir sentimientos con otros.
También, el juego facilita el
aprendizaje sobre:
- Su cuerpo: habilidades, limitaciones.
- Su personalidad: intereses, preferencias.
- Otras personas: expectativas, reacciones,
cómo llevarse con adultos y con niños.
- El medio ambiente: explorar posibilidades,
reconocer peligros y límites.
- La sociedad y la cultura: roles,
tradiciones, valores.
- Dominio propio: esperar, perseverar, lidiar
con contratiempos y derrotas.
- Solución de problemas: considerar e
implementar estrategias.
- Toma de decisiones: reconocer opciones,
escoger, y lidiar con las consecuencias.
Para facilitar el análisis de las
diversas aportaciones del juego al desarrollo psicomotor, intelectual,
imaginativo, afectivo social… del niño, presentamos una tabla en la que si bien
aparece cada aspecto por separado, es importante señalar que el juego nunca
afecta a un solo aspecto de la personalidad humana sino a todos en conjunto, y
es esta interacción una de sus manifestaciones más enriquecedoras y que más
potencia el desarrollo del hombre.
Si el juego tiene una función
EDUCATIVA, tendremos que tener claro que significa el concepto de EDUCACIÓN.
En general y a nivel vulgar, se
entiende por persona educada, aquella que tiene una cultura media y sabe
comportarse ante determinadas situaciones. Esta definición, se atiene a hechos
que son verdad, pero la educación no es sólo eso, sino algo más. Esta definición
queda incompleta porque sólo reflejaría el factor externo, respondiendo al
concepto Pre-científico.
Si tenemos en cuenta el concepto
etimológico: educación: EDUCO, EDUCAS, EDUCAR, se entiende como un proceso de
fuera a dentro, sinónimo de criar, proceso de influencia externa. La persona
nace sin hacerse y la ayuda externa los educa. El educador/a tendría un papel
similar al de un escultor, porque va esculpiendo a la persona y ésta será el
resultado del trabajo del escultor únicamente. Responden estas ideas al
movimiento del pesimismo antropológico, representado por Kant y Durkeim.
Si nos referimos al movimiento
del «optimismo antropológico» representado por Rosseau y Montesori, veremos que
estos entienden por educación dejar hacer, crecimiento: EDUCERE. En este caso
el educador es como un jardinero que va quitando las malas hiervas para que la
persona crezca y aflore lo que hay dentro de ella, que se va conociendo,
aceptando sus posibilidades y limitaciones, para que se vaya convirtiendo en un
ser distinto de los demás. Es lo que se llama auto-educación.
Ambas posturas son opuestas, pues
no hay un acuerdo en el término etimológico de la palabra EDUCACIÓN. Pero
además, son posturas, también externas, ya que la persona ni está formada
únicamente por la influencia externa (heteroeducación), ni únicamente por lo
que hay dentro de ella (auto-educación).
Por tanto, ambos procesos deben
de ser complementarios y surge el «realismo antropológico», que considera a la
persona capaz de desarrollar lo que hay dentro de ella, pero a la vez necesita
algunos estímulos externos. La educación es entendida etimológicamente como
«COMPLERE», que significa ayuda y cuidado y el educador sería como un regulador
de tráfico, porque educa a la persona alternando lo positivo que hay dentro de
ella con las influencias del exterior.
La importancia del juego en la
educación es grande porque pone en actividad todos los órganos del cuerpo,
fortifica y ejercita las funciones psíquicas. El juego es un factor poderoso
para la preparación de la vida social del niño; jugando se aprende la
tolerancia, se forma y consolida la personalidad y se estimula la creatividad.
En lo que respecta al poder
individual, los juegos desenvuelven el lenguaje, despiertan el ingenio,
desarrollan el espíritu de observación, afirma la voluntad y perfeccionan la
paciencia. También favorecen la agudeza visual, táctil y auditiva; aligeran la
noción del tiempo, del espacio; dan soltura, elegancia y agilidad del cuerpo.
La aplicación provechosa de los
juegos posibilita el desarrollo biológico, psicológico, social y espiritual del
hombre. Su importancia educativa es trascendente y vital. Sin embargo, en
muchas de nuestras escuelas se prepondera el valor del aprendizaje pasivo,
domesticador y alienante; no se da la importancia del caso a la educación
integral y permanente. Tantas escuelas y hogares, pese a las época que vivimos
o se nos exige vivir, todavía siguen lastrados en vergonzosos tradicionalismos.
La escuela tradicionalista sume a
los niños a la enseñanza de los profesores, a la rigidez escolar, a la
obediencia ciega, pasividad, ausencia de iniciativa. Lo único que le importa
cultivar es la asunción de conocimientos. El juego está vedado o en el mejor de
los casos admitido solamente al horario de recreo.
Frente a esta realidad la Escuela
Nueva es una verdadera mutación en el pensamiento y accionar pedagógico. Tiene su
origen en el renacimiento y en el humanismo, como oposición a la educación
medieval, dogmática autoritaria y tradicional. Tiene la virtud de respetar la
libertad y autonomía infantil, su actividad, vitalidad, individualidad y
colectiva. El niño es el eje de la acción educativa. El juego, en efecto, es el
medio más importante para educar.
El juego aparece vinculado a la
educación a principios del siglo XX, cuando las hermanas Agazzi definen su
modelo educativo, opuesto a otro modelo existente en esa época, «el modelo de
M. Monterori», quien fue una pedagoga excelente e hizo grandes aportaciones
sobre la educación pero sin tener en cuenta el ambiente familiar del niño/a.
Pensaba que este era desordenado y no ayudaba al alumno/a, porque creaban
desequilibrios y desorden en los/as niños/as. Tampoco dio importancia a los
lenguajes corporales y no-verbales en general (música, dibujo, etc.) no creía
en las actividades no organizadas.
En contraposición, las hermanas
Hagáis, defienden en su modelo educativo:
-
Una especial atención al
ambiente familiar y social del niño.
- Una relación entre lo familiar y lo
educativo.
- Dar a los/as alumnos/as grandes dosis de
libertad.
- Favorecer la espontaneidad y creatividad de
los/as alumno/as.
Y todo esto a través del juego,
como una buena forma de educación. Es en este momento cuando se comienza a
utilizar el juego como un instrumento o medio educativo.
Para entender la importancia que
tiene el juego en la educación, es imprescindible que analicemos las formas
actuales de diversión.
Los/as niños/as juegan
actualmente, la mayoría del tiempo, con videojuegos o deportes de competición
para profesionales, que no muestran los valores ni las técnicas que necesitan
para saber resolver sus problemas cuando sean mayores. Los conflictos entre ellos
y sus juegos electrónicos no requieren ningún tipo de comunicación. El juego
siempre tiene razón y el/la niño/a tiene el recurso de acabar con el conflicto
apretando el botón para iniciar una nueva partida. Muchas veces aprender
artimañas manipulativas para evitar pasar por esas dificultades, y las asimilan
como una habilidad.
Los/as niños/as necesitan
aprender pautas de comunicación mucho más productivas, más realistas y más
efectivas para llegar a ser adultos felices. Los conflictos entre compañeros/as
son de persona a persona, no de persona a máquina. La mayoría de las veces lo
importante de un conflicto entre dos personas no es si se tiene razón o no; la
forma en la que discutimos es más relevante qué quien está en los cierto o
quién está equivocado/a.
Estas son razones que nos hacen
ver lo necesario que es el juego en la educación. El juego no está destinado
únicamente hasta que los/as niños/as pasen el tiempo, sirve para mucho más,
sirve para educar. Veamos algunas de las razones por las que el juego es
educativo.
http://ludotecas.pequewac.com/
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